En medio del caos, y antes de poder volver a
poner en orden todo, justo antes, porque todo iba a volver a estar en orden.
Ibamos a vivir juntos en unos meses y para siempre. Pero justo antes. Justo
antes, entró a mi casa y me dijo que se iba a morir. Ahí mismo, en ése mismo
momento. Su corazón iba a fallar en forma inminente. Fue a mi casa a decirme
que todo iba a estar bien, que él lo acepta y está tranquilo. Me abrazó y me
dijo “te amo”. Le dije que lo amo. Cosa rara entre nosotros, “te amo”.
- Sentate - le pedí.
- No, eso lo aceleraría. Quiero quedarme un ratito más.
El abrazo, el amor a pesar de todo.
Y después, DESPUES, la soledad. La sensación de que ahora nada me tiene atada a esta vida. Nada ni nadie tiene sentido.
- Sentate - le pedí.
- No, eso lo aceleraría. Quiero quedarme un ratito más.
El abrazo, el amor a pesar de todo.
Y después, DESPUES, la soledad. La sensación de que ahora nada me tiene atada a esta vida. Nada ni nadie tiene sentido.