domingo, 10 de agosto de 2014

Necesidad.

Yo lo que necesito es matarlo. No por un complejo de Edipo no resuelto, ni porque quiera que se muera. Lo que quiero, lo que el cuerpo me pide, es matarlo. Matarlo con estas manos, con esta fuerza que sale desde este pecho. De una manera cruel, lenta, hacerle saber que lo estoy matando y que no le tengo lástima, que no voy a parar hasta que yo decida que ya está muerto. Que sepa que se está muriendo y que se va a morir. Matarlo. De una vez y para siempre, matarlo.

Como él me mató a mí hace años.