Cuando era chica, yo decía que quería ser maga. De un día para el otro lo dejé. Me encapriché en nunca más intentar o inventar un truco, nunca más mostrarle a nadie lo que podía hacer con una moneda. Mi mamá nunca entendió por qué, cree que fue un capricho y nada más, pero la realidad es otra: Una noche ella nos llevó de su casa a la casa de mi papá para que nos quedáramos a dormir. Entré corriendo a prender el televisor, porque no me quería perder un programa especial en canal 13 de David Copperfield haciendo desaparecer la estatua de la libertad. Antes de que empiece el truco mis hermanas y yo empezamos a escuchar que mis papás discutían afuera, y vimos por la ventana cómo el la obligaba a entrar a la casa tirándole del pelo. La hizo entrar a la cocina, la sentó en una silla y le empezó a pegar en la cara. Ella asustada, agarró un cuchilo y lo amenazó. Nosotras nos escondimos en la pieza.
Cuando terminó el griterío mi mamá ya no estaba. Mi papá entró en la pieza y nos dijo "ustedes la vieron: me quería matar".
Para que dejemos de llorar, nos mandó a ver televisión de nuevo. David Copperfield estaba por tirar la sábana.